Mi pequeña niña enamorada, que tus lagrimas derramas por un amor que no te correspondió; déjame contarte un cuento, un pequeño cuento de amor, que pueda endulzar hoy tu triste corazón.
Estaba oyendo música, cuando oía una canción. Hablaba de Príncipes y Princesas que con el beso del amor, de pequeñas ranas verdes, se convirtieron en bellos hombres y mujeres, con ojos como soles cuando juntaron sus corazones.
El tocadiscos sonaba, poniendo melodías que hacían que el ambiente se impregnara, de todo el amor que en el cuento se definía.
Castillos en la playa, que dos almas enamoradas, formaban con fina arena que en la orilla del mar, esperaba, que el abrazo de sus olas, con mimo las tocará.
Dentro de éste, ellos iban soñando su cuento de sueño de hadas. Su alegría era tanta; eran sentimientos tan intensos, que hasta para respirar les faltaba aliento.
Y seguían las melodías sonando en la habitación.
Su Castillo se llenaba de estrellas, que alumbraban sus corazones, que solo podían hablar, para pronunciar sus nombres.
¡ El cuento parecía tan real.... !
Dos Príncipes, dos enamorados, se encontraban entre ellas, convirtiendo su historia de amor, en la más hermosa que nunca existiera.
Y aunque solo sea un Cuento lo que te vine a contar, mientras oía éste, no pude evitar pensar, en las lágrimas, que tus ojos por el amor, tus mejillas mojo.
Por esto, hoy te lo quise contar. Recuerda que en la vida, hay cuentos que se hacen realidad, son los cuentos que se viven cuando un amor correspondido te llegue ¡Ten seguro que un dia te llegará!
Y los mil colores que consigo traerá, tu cara y tu corazón iluminaran. Será un amor, que se convertirá, en el más hermoso milagro, que ningún Dios pudo crear, pues, solo el amor es capaz de unir dos, almas en un solo corazón.
Así que ve a la librería y cómprate un Cuento de Amor y mientras que lo leas, de música se llenará tu corazón, antes de irte a descansar.
Después, despierta tranquila y recordando lo hermoso que es amar, espera con paz a que tu Príncipe, tu enamorado, venga a llenar tu corazón.
Annia Mancheño
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