Acaricia el rocío, con un velo blanco sus pétalos,
que abrazados unos a otros, empiezan a despertar.
Su belleza se refleja, en el blanco color
que recuerda a un nardo que inmaculado,
desprende su belleza para poderla contemplar.
Y con mimo se van abriendo, besando con ternura al sol.
Con su estallido de brillo que al jardín envuelve,
apenas consciente de ello, convierte el da en un amanecer
digno de admirar.
Es el rosal que hermoso florece,
mostrando su encanto con humildad
sin saber que le contemplan extasiados,
unos ojos que sus lindo rostro
en el recuerdo quieren guardar.
Sus espinas que para el son
la nota de dolor, son las armas que la vida le d…
para que nadie se pueda de su hermosura,
que adorna un pequeño parque de la ciudad adueñar.
Y como una perla blanca que nace cada amanecer,
con el sol, regala esta hermosura
ajeno a su gran valor.
Annia Mancheño
No hay comentarios:
Publicar un comentario